1. El ser humano como creador de la cultura
La naturaleza del ser humano nos
conduce a ser entes complejos que requerimos trascender; esta complejidad
humana es consecuencia de diversas esferas que se entretejen: espiritualidad,
sensibilidad, emotividad, voluntad, racionalidad, conciencia, instintos,
sociabilidad, entre otras. La interacción social posibilita que tanto hombres
como mujeres nos relacionemos para convivir, comunicarnos y ejercer acciones
recíprocas donde energías, intereses y valores permiten el desarrollo de las
colectividades humanas.
El individuo es el ser humano como
esencia particular que por su existencia constituye una unidad
independiente que se puede diferenciar fácilmente de los demás individuos.
Con la individualización de la conducta, el ser humano comenzó a
distinguirse de los demás, a expresar sus carencias y sus satisfacciones, en suma,
a ser diferentes del resto de los individuos y así su conducta se tornó impredecible.
Empero, el ser humano se desenvuelve a través de un fenómeno social básico
y fundamental: la convivencia, proceso social que se presenta
como necesario inmediato y universal al hombre. A través de la cultura, el
ser humano es capaz de (re)construir a su sociedad con criterios del bien
y del mal, de la justicia y de la injusticia, de lo correcto e incorrecto,
etc.
La cultura es una herencia social
que se integra por conocimientos, creencias, costumbres y por las
realizaciones materiales que los miembros de una comunidad han recibido de
sus antepasados. Estas limitaciones culturales no solamente conectan el pasado
con el presente y el futuro, sino que nos proporcionan una clave para
explicar el sentido del cambio histórico.
2. La vida social y sus conflictos
El ser humano nace con una carga
hereditaria de tipo biológico (genética) y una de tipo cultural. Esta
asociación condiciona que las personas se relacionen con otras, ya que el
ser humano es un ser social. La socialización se puede definir como el
proceso de internalización de conductas, normas y valores; de esta suerte,
todos los individuos nos constituimos mediante las relaciones sociales al interior
de los grupos e instituciones.
Paradójicamente es la propia
persona, de forma individual o colectiva, quien amenaza sus propios
intereses, ya que en diversas ocasiones surgen conflictos dentro de la
misma sociedad, por la interacción de manifestaciones y voluntades
contrarias o que buscan la misma pretensión. Estos conflictos demandan
solución y sólo a través de las normas puede establecerse el orden social.
3. El mundo normativo
Como se afirmó, la persona, por
naturaleza, es un ser social, tiende a vivir en sociedad, por necesidad
creó la misma para resolver de la mejor manera posible los diferentes
problemas que se le presentan en su vida diaria y es por ello que se interrelaciona
con sus semejantes. Con esto se quiere decir que el ser humano en su vida
social está sujeto al cumplimiento de diversas normas para gozar de
la seguridad y certeza de que haya una coexistencia justa y pacífica entre
la humanidad; por tanto, estas normas, fijan los límites de la conducta
humana en diferentes ámbitos donde la persona se desenvuelve, a la vez que
pretende conciliar los diversos intereses en discusión o disputa.
Fragmento resumido del Cap. I de la obra AA. VV., Introducción
al Estudio del Derecho, María Teresa Vizcaína López (coord.), (Morelia:
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2009). El texto completo se encuentra en:
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